viernes, 18 de octubre de 2013

El filo de la irrealidad.


Y de repente se apagan las luces, sientes ese temor que recorre tu cuerpo con escalofríos, piensas, quieres que acabe tu propia pesadilla... y no acaba. Acaba una y empieza la otra, te sientes bipolar, te ríes y de repente vuelves a llorar.
Esas cosas que nos pesan, esas cosas que no son peso material, pero que te carcomen por dentro, eso que te angustia que no te deja vivir, te deja sin respiración. Esos momentos en los que necesitas esa mano de luz, ese guía en tu vida. Sin embargo te das cuenta que has desaparecido y poco a poco te vas hundiendo, lentamente, saboreando la agonía de cada segundo que pierdes de respiración, esa presión en el pecho, si, todo eso que te hace daño.
Ponemos una fachada, somos "fuertes" menos en el rincón al que no le llega la luz, allí soltamos todo, ganas de gritar, ganas de salir corriendo. No. Nos enfrentamos pensando que vamos a derrotar ese miedo, ese dolor, no lo derrotamos, simplemente lo aplazamos auto-engañándonos. Y cuando vuelve, vuelve con más fuerza que la vez anterior. Te cansas de todo, pierdes la ilusión. Cierras la puerta de tus sentimientos, tragas los pensamientos, te atragantas continuamente, continúas, hasta que llega ese momento que ya no puede entrar nada más y todo vuelve a salir.
No ves esa salida de emergencia que tanto buscas, te consumes en medio del incendio, te rodean las llamas, podemos apagarlo pero no queremos, nos rendimos.
Te cansas de la rutina, de verte en esa situación todos los días, pero no haces nada, te dejas hundir y que nadie te rescate, cierras la puerta a cualquier tipo de auxilio e igual luego lo lamentas, pero ya es tarde. Te desahogas a tu manera, sin contar con nadie, sin abrirle esa puerta a nadie. Encontraste esa manera de liberar, gritas, escribes, cantas, etc... Y aun así después continúas con esa pregunta una y otra vez ¿Por qué?, pero sigues sin ceder y descubres que así te va.. que no quieres nada más, que te rindes, que no hay manera de tirar para delante y no aprendes a apreciar lo bueno de las cosas.. no, el optimismo ha quedado por el camino, algún día nos volveremos a cruzar y de aquella volverás a aprender a vivir.